Observador Ciudadano Tu pagina de inicio

Glosolalia política: monólogos del poder

Por Francisco Montfort Guillén

Entre críticas y alabanzas de los héroes preferidos o rechazados. En medio de los elogios a los gobernantes y autoridades en el poder, o de las diatribas contra esas mismas personas. Bajo esta paranoia de políticos y periodistas, ahí permanecen arrimados el arte de la política y el arte de gobernar. Este arrinconamiento provoca que sus salidas sean patológicas. Discursos y acciones reflejan una profunda disociación que conducen a la política y al gobierno a una parálisis que parece incurable.

La más reciente demostración de esta desconexión de la realidad la protagonizaron Felipe Calderón y Manlio Fabio Beltrones. El primero ha convocado, desde el inicio de su mandato, a las fuerzas políticas a unir esfuerzos “para realizar los cambios que el país exige”. Una y otra vez ha tenido, como respuesta discursivas de sus opositores, “el apoyo que exige pensar en el progreso de la nación”. El mismo número de veces las iniciativas presidenciales han sido detenidas o severamente distorsionadas. Los casos emblemáticos han sido las reformas fiscal y energética y la lucha contra la inseguridad pública.

A pesar de las obvias evidencias de rechazo o condicionalidad, el presidente ha declarado favorablemente en torno al “apoyo responsable de la oposición que ha contribuido a realizar las grandes trasformaciones que demanda el bienestar de la sociedad”. Este juego se repite casi a diario, mientras los mismos opositores y críticos denuncian “la incapacidad presidencial y la incompetencia de los panistas”. En este juego paranoico y esquizofrénico, el PRD había mostrado mayores niveles patológicos, que ellos autocalifican como “congruencia”.

Este esquema varió por causa del fallido intento de intercambiar una verdadera reforma fiscal por una verdadera farsa electoral. A pesar de firmar un compromiso, el PAN no obtuvo una reforma fiscal, sino un muy problemático y poco útil aumento del 1% al IVA. Por esta causa, el PRI no obtuvo la complicidad suficiente para que sus gobiernos, no los electores, decidieran la sucesión de sus gobernadores. Las alianzas electorales entre PAN y PRD desnudaron el discurso y el tipo de acuerdo entre albiazules y tricolores.

Sin llegar a expresar acuerdos y apoyos nacionales trascendentes al panismo, los perredistas privilegiaron selectivamente su asociación con los panistas y mitigaron las descalificaciones al presidente y al gobierno federal. Los autoofendidos priistas pasaron al ataque con descalificaciones, desaprobaciones y descréditos constantes y crecientes contra el ejecutivo federal, su gobierno y su partido. Los acorralaron, los intimidaron.

El ataque priista rindió frutos. Felipe Calderón quiso aprovechar las fiestas patrias para llamar a la concordia y al trabajo conjunto. Nadie le hizo caso. Ni siquiera tuvo el apoyo completo de su partido. No obstante sus esfuerzos para convocar a la unión, y a pesar del rechazo de opositores y periodistas, los mismos que lo rechazan lo acusan de no haber aprovechado el momento histórico para ¡convocar a la unidad!

En medio de la rechifla del respetable, surgió la voz de sus acérrimos impugnadores y descalificadores para convocar (sin especificar, al menos por decencia, al sujeto de sus prédicas) a un “diálogo nacional, porque es la hora de generar acuerdos en nombre de los intereses supremos de la nación y de los justos reclamos de la sociedad mexicana”. Frente al “altar de la Patria” el líder priista del Senado (Manlio Fabio Beltrones y de la Cámara de Diputados) soltó su arenga y, para Ripley, el presidente de la república ¡se sumó a su llamado! Ni la formidable pareja de Medel y Cantinflas hubieran escenificado mejor estos diálogos del absurdo.

Si ya antes negociaron reforma fiscal a cambio de complicidad electoral, resulta lógico pensar que la reanudación del diálogo entre panistas y priistas esté fincado en pactos secretos que, aun cumplidos, no ofrecerán acuerdos públicos sobre cambios trascendentales para el país. La glosolalia del régimen político federal, real y único, el persistente nacional revolucionario, pone en el escenario las intenciones siniestras de este diálogo cantiflesco, accesible sólo para los iniciados. La sutura con hilos albiazules y tricolores, afirman algunos exégetas, en una rebuscada interpretación con la que no coincido, zurce las anomalías, para no parchar las rasgadas vestiduras electorales del 4 de julio. Pretenden dejar que el tiempo haga olvidar lo inaceptable. Las palabras se las puede llevar el viento, continúan interpretando los exégetas del oficialismo, pero el huracán de la reinstalación del pasado ha introducido en el túnel del tiempo al TEPJF que, como cangrejo, avanzó  de la práctica de la teoría de la nulidad abstracta, a la muy concreta nulidad de sus integrantes para rehacer legalmente un sistema electoral parasitado por las influencias del clientelismo, la cooptación, la corrupción y la probable influencia del crimen organizado. Revivir el espíritu democrático es una tarea urgente, pues la democracia unifocal (basada en la “teoría del inquilino de Los Pinos”, Luis Carlos Ugalde dixit) y el gobierno ineficaz y corrupto han detenido el pensamiento y la acción de la modernización, el desarrollo y la democracia. La glosolalia política mexicana ofrece, sin embargo, enormes oportunidades de exégesis. Cada uno puede interpretar los monólogos del poder a su manera. ¿Cuál es su interpretación?















Suscríbete a nuestro Sistema Informativo,

Envia un mail con la palabra SUSCRIPCION,

(Suscribete aquí) Recibirás la información mas relevante de los acontecimientos que harán historia y tu podrás enterarte antes que nadie.