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Trabajo y debilidad intelectual

Francisco Montfort Guillén


La flexibilidad es ante todo la capacidad de adaptarse a las circunstancias. De ahí que esta cualidad sea el sustrato, y no la fuerza bruta dominante, de la supervivencia de las especies. La gran lección que se desprende de la evolución de las especies y en general del pensamiento de Charles Darwin ha perdido su fuerza heurística porque su lugar como fuerza indagatoria ha sido sustituida por la ideología redentora de compadecerse de los pobres y atacar a quienes hacen fortuna. En otros términos, la capacidad de adaptación a la evolución y los cambios es el factor determinante de la supremacía y la persistencia en el mundo tanto biológico como cultural.

La idea de atemperar y guiar las fuerzas constructivas y destructoras del capitalismo requiere, para tener éxito, en combinar de la mejor manera las acciones de revolución y de conservación, hacer énfasis en la capacidad intelectual en los seres humanos, de la flexibilidad y adaptación inteligentes. Porque existen múltiples formas de combinar dos ideas centrales de las realidades contemporáneas: crear un estado de bienestar para ayudar a contener las fuerzas destructivas del capitalismo o hacer de éste una fuerza impulsora de grandes riquezas para las mayorías que haga casi innecesaria la existencia de las ayudas del Estado que pueden adormecer la creatividad, entusiasmo y dignidad de los ciudadanos. Sin embargo, y esta idea es crucial, los dos modelos tienen que mostrar la capacidad suficiente para adaptarse al cambio, a la innovación permanentes lo que se traduce en flexibilidad.

Las crisis de las naciones entretejidas en una sociedad planetaria muestra con claridad que una idea clave para sobrevivir es, más que la aceptación de la complejidad del mundo moderno, la necesidad de constituirse en organizaciones en red, resistentes y flexibles. El llamado Estado de Bienestar surgido en Europa naufraga ante las nuevas exigencias de su población y el surgimiento de nuevos actores competentes y competitivos. Carece de los recursos suficientes para ayudar a que existan menos pobres. El modelo norteamericano, menos creador de pobres y menos dispuesto a las subvenciones también ve menguada su fuerza por la crisis que provocó y que no puede remontar, en parte también porque también sufre de la competencia de nuevos actores mundiales. En ambos casos el lugar común es que el análisis ha sido sustituido por la ideología de la culpabilidad del perverso sistema capitalista. En ambos casos, y más allá de la deshonestidad de los banqueros, se reflexiona poco sobre tres factores que están determinando el momento actual. El nuevo modelo de producción informacional (Manuel Castells) provocó la disminución y reconversión del capital humano empleado a escala del mundo. Al disminuir el empleo y las posibilidades de emplearse en trabajos bien remunerados, disminuyó el poder de compra de los mercados que no pudieron ser fortalecidos con el crédito, precisamente, por la falta de empleos. Y estos dos factores incidieron sobre el consumo, que al disminuir, contrajo las ventas, las ganancias, la reinversión y aumentó las demandas humanas de ayuda a un nivel insostenible para mantener condiciones de vida digna para todos.

No existe un remedio único para todos los países. En el caso de México la gravedad está en que ni siquiera existe el debate para remediar esta situación considerando todas las variables en juego. Por diferentes vías se discuten, que no se dialogan, aparentes soluciones a problemas indisolublemente unidos como son los temas de las reformas fiscal, laboral, de seguridad social, de competencia económica, de educación, de seguridad pública y contra la corrupción. La situación más crítica es la que puede generar la reforma laboral. Veamos algunos datos.

La creación y destrucción de empleos no se detienen con las actuales leyes mexicanas y de otros países como lo demuestran las cifras al respecto. El número de trabajadores temporales supera a los trabajadores permanentes; el costo del despido es cero; de 44 millones de individuos como población ocupada, sólo una tercera parte tiene contrato formal; el trabajo informal supera el 50% de los trabajadores agrícolas; de los empleos formales, sólo una tercera parte tiene acceso a la seguridad social (Ciro Murayama, Reforma laboral: ¿Cura o placebo? (El Universal, 17/III/2011). La reforma laboral priista busca reforzar <el andamiaje corporativo y utilizarlo nuevamente como instrumento de gobernabilidad autoritaria>... < la iniciativa se orienta a perpetuar una visión fracasada de la competitividad del país, basada en el control sindical y el bajo salario... No hay en la iniciativa el menor interés por mejorar la situación de los trabajadores mexicanos... con tasa de rotación anual de 70%... (que) seguirán manteniendo una de las jornadas más largas, comparadas con las de Chile, de 45 horas y la de Brasil, 44 horas- y el período de vacaciones más corto, junto a un salario mínimo por debajo de la línea de pobreza (OIT, 2008) y entre los más bajos del continente: 134 dólares versus 475 en Argentina, 372 en Chile; 318 en Brasil y 300 en Uruguay, (Graciela Bensusán, La reforma laboral priista, El Universal,18/III2011).

En otros términos: en México no comprendemos ni el funcionamiento del nuevo y dominante modelo capitalista informacional de producción de bienes y servicios, junto con su engranaje con los modelos de producción arcaicos que todavía predominan en buena parte de nuestra economía; y sí apostamos por la ley del más fuerte, en lugar de pensar en términos de flexibilidad, de organizaciones en red, en procesos de innovación y cambios con medidas de protección que pueden ser transitorias y después transformadas por nuevas condiciones. Sin capital humano competente y competitivo, sin capital social, es decir, gerencial, público y privado, sin capital cultural regenerado por las nuevas exigencias mundiales resulta imposible contar con el mejor capital de capitales que es el trabajo humano. Mientras no hagamos un ejercicio intelectual serio, seguiremos con la cantaleta simplista y débil-mental del lamento de la existencia de los pobres, sin percatarnos que nuestra mayor pobreza es la intelectual junto con la ausencia de flexibilidad. Nos leemos en 15 días.










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La “Tremenda Corte” y sus “amigos del alma”

Francisco Montfort Guillén

Resulta descorazonador toparse con decisiones de la Suprema Corte que cancelan el ambiente de diálogo público mediante el cual se construye un verdadero régimen democrático. El problema de fondo es que decisiones muy importantes para mejorar la vida colectiva mexicana son adoptadas por  los jueces sin pronunciarse sobre el tema, paradójicamente, por no ser de su competencia, de acuerdo a sus propios criterios. Esta situación revela, en principio, que a pesar del prestigio de los demandantes y de los abogados que los representan, elaboran demandas por la vía equivocada (lo que significa incapacidad o mala formación profesional), o que la Corte es muy torpe o mal intencionada o que de plano los derechos constitucionales en México no pueden ser bien defendidos y protegidos por ninguna institución.

El más reciente desaliento democrático lo constituye la  resolución de la Suprema Corte a la petición de amparo que interpusieron ciudadanos mexicanos en contra de la reforma electoral más regresiva, desde que la voluntad colectiva de nuestra sociedad construyó un sistema electoral menos opresivo, menos antidemocrático y menos manipulable en toda su historia como nación independiente.

El amparo vivió el sueño de los justos en los archivos de los magistrados. Lo desempolvaron cuando el tiempo de su resolución les empezaba a apretar los zapatos. El litigio versaba sobre un asunto en apariencia sólo federal que, en la lejanía, permitía tomarse el tiempo para solucionarlo. Poco les importó a los señores jueces que ese marco jurídico incidiera sobre las elecciones en los estados de la república. Las dudas sobre la posibilidad de ejercer  la plena libertad de las expresiones políticas de los ciudadanos en comicios locales, durante este tiempo, no los inquietó. Su horizonte fueron las elecciones presidenciales. Cuando decidieron tratar el amparo, la mala suerte de la falta de un magistrado, por fallecimiento, les permitió montar la farsa de llevar la discusión del caso a un empate de votos y, de esa manera, presionar para que se nombrara a un nuevo integrante de la Corte.

Ahora han fallado. Lo han hecho por partida doble. La primera: su resolución es fársica puesto que no debatieron el fondo del asunto, y la votación mayoritaria no deja ninguna duda de que ellos sabían que su resolución sería en contra del amparo. Reconociendo sin conceder que por sus conocimientos y experiencias están en ese puesto de trabajo, el mejor remunerado en todo el ámbito de las instituciones públicas del país, por esas cualidades que supuestamente poseen, es posible afirmar que con toda anticipación ellos sabían que  el asunto no era de su incumbencia por la vía del amparo. ¿Esperaron tanto tiempo por temor o para beneficiar a sus “amigos del alma”? Por ello, la primera pregunta que surge es por qué razones no despacharon el asunto desde mucho antes, y así abrir la oportunidad a los demandantes a buscar otro camino para intentar reparar una reforma legal  que a su juicio limita la libertad de expresión de todos los mexicanos. Ahora, aunque acudan a las instancias internacionales a presentar su demanda, la cual tardará, en el mejor de los casos, por lo menos un año, los demandantes y nosotros tendremos que aceptar las actuales reglas de juego durante las próximas elecciones.

La segunda falla es que con su decisión, los ministros cancelan tanto la discusión del tema del ejercicio pleno de las libertades de expresión como los alegatos en favor de la construcción de un mejor modelo de comunicación política. Los jueces no podían ser ajenos al profundo debate sobre visiones diferentes y hasta contrapuestas sobre las libertades para expresar ideas en forma de propaganda y sobre los actores que pueden ser sujetos de realizar esas actividades. Y tampoco deberían desconocer que el actual modelo de comunicación política ha quedado intermedio entre las ventajas de los prototipos que se manejan en Europa y las ventajas de los que se manejan en Estados Unidos.

Es posible agregar un aspecto más que debió ser valorado. Por supuesto que los ministros tienen que atenerse a las demandas escritas de los demandantes. Y deben apegarse a las leyes escritas y sus especificaciones. Este formalismo útil e infranqueable no puede ser obstáculo para que en los análisis fuera ponderada la situación real de desventajas y defectos que las reformas electorales, que desmantelaron una parte considerable de los avances democráticos, y minaron las instituciones surgidas del esfuerzo de años, han causado en los comicios tanto locales como el federal de 2009. De una parte la “espotización” de la comunicación política y por otra la permanencia y aún fortalecimiento de la llamada “guerra sucia”.

Nos quedamos con el peor de los mundos posibles. Un exceso de simplificación en el diálogo y debate, en el espacio público, es decir de todos, sobre los diferentes proyectos generales (de Nación) o más específicos  (por entidad, municipio o por políticas públicas o reformas estructurales o coyunturales). Una sobredimensión de los descalificativos de los actores  que sobrepasan las críticas sobre los defectos, equivocaciones y errores de hombres y mujeres políticos  e instituciones públicas. Guerra sucia de una violencia inusitada que buscando denigrar al rival, convertido en enemigo irreconciliable, deshumaniza a toda la sociedad y abre las puertas a la barbarie, esa violencia de violencias que deshumaniza a los y las mexicanas. Se trata, en fin, esta lamentable decisión de la Suprema Corte, de otra oportunidad perdida y de la cancelación de pensar inteligentemente cómo resolver nuestras diferencias. Como si el país estuviera en condiciones de seguir perdiendo oportunidades y tiempos en su lucha por tener mejores condiciones de vida para todos.  



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¿Dejar de producir o disminuir pobres?‏

Por Francisco Montfort Guillén


La paradoja tiene solución. Requiere de mucho trabajo. De muy buen trabajo. De consumismo. De un capital social enormemente competitivo. De libre competencia. De reducida pero muy efectiva subvención social. De gobierno reducido y altamente competente. Para que la solución de la paradoja resulte viable y perdurable, debe imperar el propósito de dejar de producir 50% de pobres. Este criterio debe imponerse, obligadamente, sobre ese otro enunciado de reducir a la mitad la pobreza en Veracruz. En este último caso, prevalecería una política para la cual no existen instituciones ni el dinero suficientes con los cuales subvencionar con servicios y pesos contantes y sonantes a millones de pobres veracruzanos. Con el primer criterio se impondría un proyecto de producción orientada al consumo y fabricación, y mercadotecnia, con elevados niveles de productividad, como sustento a una política de dignificación de los seres humanos de nuestra entidad. Con el segundo sólo se daría continuidad a la política de financiamiento a la degradación de las personas que u obtienen rentas parasitarias o estiran la mano para recibir las dádivas de una riqueza que no generan pero que codeterminan por su falta de inserción en los mercados laboral, económico y de consumo.

Sin incremento de la riqueza producida no hay verdadera posibilidad de disminuir la producción de pobres. Sin incremento a la productividad no es posible el crecimiento autosustentable de la riqueza. Y la productividad, en el momento veracruzano actual, depende menos de la inversión y de la educación que de la competitividad del capital social u organizacional y de la creación de facultades personales o mejoramiento de las habilidades a través de la capacitación técnica y del incremento del consumo vía el mejoramiento del empleo con más puestos y con mejores salarios. Y en este sentido, el criterio de solución de la paradoja de dejar de producir pobres requiere de condiciones que no existen, pero que pueden ser creadas en el territorio veracruzano.

La Revolución de la Productividad apunta en sentido contrario a los postulados de la Revolución... Mexicana. La revolución de la realidad en contra de la Revolución Mitológica es la odisea que debe emprender el gobierno veracruzano si quiere en verdad dejar de producir pobreza y generar riqueza. La economía veracruzana, para sólo citar algunos ejemplos, depende de la generación de energías. La producción eléctrica en México es, en términos de productividad, cinco veces inferior a la industria estadounidense; la productividad de PEMEX, comparada con Exxon, es del 50%. Esta situación es insuperable aún considerando que ninguna de las dos paraestatales tienen restricciones severas ni de capital ni de recursos humanos. Pero su capital social es muy poco productivo. Por su parte, tanto la industria de la construcción como la de servicios en estas tierras carecen de redes empresariales competitivas y actúan sin competencia internacional, además están sobre protegidas y subsisten gracias  a compañías parasitarias del gobierno del estado.

La mayor producción de empleos en nuestra entidad se concentró en la burocracia pública sin que su competitividad haya conocido un incremento siquiera equivalente. Por otra parte, considerando que el discurso oficial recae en gran medida en que el turismo puede ser uno de los bastiones del crecimiento económico, sería oportuno recordar en qué situación real se encuentra nuestro país y nuestro estado en esa materia. <“Sólo por lo que se refiere a los recursos naturales México se ubica en la posición 18 a nivel internacional, de acuerdo... a la cantidad de estos espacios calificados como patrimonio de la humanidad con que cuenta el país... la riqueza cultural... ubica al país en la posición 20 a nivel internacional... en la infraestructura turística... México ocupa el lugar 49 a nivel internacional y, especialmente la infraestructura de transporte terrestre (posición 84)... México ocupa el lugar 77 en materia de precios y tarifas... Salud e higiene es otro tema importante por resolver... para mejorar la competitividad del sector...el tema de seguridad y protección civil sigue siendo una preocupación importante, al ocupar el lugar 126 a nivel internacional...”> ("Turismo mexicano, líder en AL, el título de ironía involuntaria le pertenece a Rubén Migueles Tenorio, Cartera, El Universal, 3/III/11).

En el ámbito regional, la comparación en una escala 1-6, en el Índice de Competitividad Turística en América Latina, México está detrás de Barbados, Costa Rica y Brasil; en el Ambiente de Negocios e infraestructura Turística nos superan Barbados, Puerto Rico, Trinidad y Tobago, Costa Rica, Panamá, Jamaica Y Chile. En Marco Regulatorio en Turismo están por encima de nuestro país, Barbados, Puerto Rico, Uruguay, Costa Rica, Chile, Jamaica, Panamá, República Dominicana, El Salvador y Argentina, (Ibíd.). Sabemos que el estado de Veracruz se encuentra entre los últimos lugares en estos rubros en comparaciones nacionales. ¿En verdad se cree que ofreciendo un servicio localista, provinciano, propio de expedicionarios colonialistas que vienen a enfrentar malas carreteras, turismo extremo de violencia e inseguridad, riesgos de salud y recursos naturales sin servicios para que recuerden las aventuras de Tarzán, se puede hacer del turismo un factor de generación de riquezas que arrastre al resto de la economía?

Por su parte la productividad manufacturera evoluciona con mecanismos ausentes en la planta productiva del estado. Aumentó ligeramente la producción, pero disminuyó el empleo y con la crisis de 2008-2009 se ha acelerado la sustitución, en los centros dominantes, de la producción en serie por partes, para introducir la producción masiva de <piezas individuales (previamente diseñadas en tercera dimensión) que serán tan baratas como la producción en masa que tenemos hoy> (Enrique Quintana, Las nuevas manufacturas, Negocios, Reforma, 18/II/11).

Los desafíos son enormes pero pueden ser vencidos si en el ámbito estatal se realiza la Revolución de la Productividad en contra de la Revolución Mítica de la Revolución Mexicana, si se realiza la Revolución Legal del estado de derecho  para fomentar la competencia, la competitividad y la honestidad en contra de la Revolución Legaloide que esconde la corrupción y premia la opacidad y la impunidad. Dejar de producir pobres es más digno y más alentador que querer disminuir, con dádivas, el número de pobres.    











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Los idus de marzo‏

Por Francisco Montfort Guillén

La primavera renueva la vida, apunta Perogullo. En consecuencia, marzo es el mes de lo que se va. Los idus no serían en este caso las fechas del calendario imperial romano, sino los actores o elementos que ya no aparecerán de manera habitual. En México, para no hablar de la tragedia japonesa, se fue, al parecer en definitiva, y por decisión del Senado de la República, la penalización de los cuernos, el castigo penal a Sancho o en general el castigo al adulterio. La mejor manera de festejar este abandono, esta partida la encontraron los políticos. Ahora ya no tendrán que esconder sus alianzas y, al contrario, podrán festejarlas.

En esta esquina, con calzoncillos tricolores y vivos verdes y negros en su bata blanca aparece la alianza del PRI/PVEM/PANAL acompañados de sus seconds: Moreira, González y Kawaghi y respaldados por sus managers Elba Esther Gordillo, Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto. En esta otra, con calzoncillos azules y amarillos y vivos blancos y naranjas y rojos en su bata negra se presenta la alianza del PAN/PRD/CONVERGENCIA/PT secundados por Madero, Zambrano, Delgado y Anaya con el apoyo de Calderón, López Obrador, Camacho y Ebrard. La pelea por el campeonato presidencial será a muerte súbita, y con el desenfado de que sus relaciones forman parte del relajamiento moral y político del libertinaje pseudodemocrático, coordinado por el diezmado réferi electoral apodado el IFE.

Los fines que no pudo establecer la teoría fueron impuestos por la conducta real de los protagonistas políticos y sus seguidores. Como no hubo acuerdos políticos de fondo sobre el régimen de partidos, la práctica consiguió expandir las franquicias partidistas para que al final se evidenciara que la estructura presidencial es más rígida en términos de la lucha por el poder y sólo admite a dos grandes protagonistas para que se disputen el cetro. Esta realidad ha dado carta de naturalización a las relaciones impúdicas de los adversarios sin que medie en ellas ninguna consideración ideológica, de ideas y de proyectos comunes.

La alianza del tricolor luce más compacta, menos disruptiva y con un poco más de coherencia a tal grado que ellos mismos se autonombran coalición. Une al único, al mismo PRI de siempre con el oportunista, acomodaticio e igualmente cínico y corrupto PVEM. La trilogía la cierra el más insólito y más lamentable ejemplo de perversión de la vida pública mexicana. El PANAL se construye y se  constituye sobre la simulación y corrupción del sistema educativo del país, lidereado por la mujer política mexicana más inteligente, desde el aspecto político, y la más astuta y efectiva del sistema político mexicano, sólo comparable con la notable figura de Fidel Velázquez. Es la coalición del pragmatismo y cinismo sin escrúpulos y sin necesidad de justificación ideológica ni de principios y luchas democráticas.

La alianza de la otra esquina luce menos sólida y con fragilidades estructurales que nacen de una paradoja hasta ahora no explicitada pero fundamental para entender los enredos del régimen de partidos. El PAN no es el único y mismo de siempre, a pesar de su vejez, comparable a la del PRI. Uno fue el PAN de la oposición al régimen y de la construcción democrática y otro es el que logró el poder presidencial y de no pocas gubernaturas y presidencias municipales. Este último, sustentando su ejercicio del poder en el viejo régimen, se ha comportado con casi los mismos vicios que el PRI, con mayor eficiencia pero con una muy lamentable menor eficacia en la puesta en práctica de las decisiones de gobierno. Por su parte, el PRD, el partido que surgió con prisa por hacerse del poder presidencial, presenta los peores vicios del antiguo régimen en cuanto forma de gobierno y vive las eternas divisiones, característica de las izquierdas partidistas. Al final vienen los partidos (Convergencia y Partido del Trabajo) que surgieron con las prisas de acceder a las canonjías oficiales de las prerrogativas y ni aportan ideas políticas originales ni gobiernan con dignidad y, en cambio, dan cobijo a los peores ejemplares de los políticos realmente existentes.

Una contradicción central vino a enredar el sistema político mexicano cual queso oaxaqueño. La finalidad democrática era terminar con el régimen y el partido nacionalista y revolucionario, no así con sus militantes, dirigentes y simpatizantes. Sería de lo más normal, en consecuencia, que para lograrlo se aliaran PAN y PRD para que una vez creado un nuevo régimen se reiniciara el nuevo sistema de partidos. Entre la brega eterna del PAN y las prisas del PRD se coló la idea de que la izquierda sería la heredera natural del régimen nacional-revolucionario que había sido, y en parte continúa siéndolo, representado por el partido que enarbolaba la ideología de la Revolución Mexicana, según lo demostró, magistralmente, entre otros, Arnaldo Córdova. Nunca repararon los perredistas que esta herencia significaba convertirse en los testamentarios de la ideología de la burguesía mexicana, lo cual no tendría nada de malo si se hubiera asumido conscientemente esa herencia.

Si renunciaban a la herencia socialista, como renunciaron a la comunista, lo consecuente era aliarse con el PAN para ocupar el papel del partido conservador de la ideología burguesa de la revolución mexicana (que sigue en gran medida detentando el PRI) y entre los dos dar origen a un nuevo orden en donde a los banquiazules les correspondería la posición socioliberal, una especie de democracia cristiana alemana, pero acorde a ideas modernas mexicanas (que algunas debe haber). O en su mayor virtud, asumir plenamente un ideario socialista moderno y dejar al PAN el papel del partido conservador. Los demás partidos se verían obligados a sumarse a esta oposición.

Las alianzas definen con claridad la necesidad de definir dos grandes campos ideológicos. La realidad nos muestra un PRI que se dice socialdemócrata pero ni sus integrantes ni seguidores lo saben. También a un PAN que siendo demócrata-conservador trata de rebasar a la izquierda ¡por la izquierda! (F. Calderón. dixit). Y a un PRD (y seconds que lo acompañan) empeñado en ser el fiel escudero de la ideología burguesa de la Revolución Mexicana. ¿Quién puede desenredar este queso oaxaqueño-ideológico-político-mexicano?

Por cierto: entre los idus de marzo están las comparsas que acompañaron  (¿alguien los recordará?) a Peña Nieto en su magistral reestreno de Los tapados también lloran, obra basada en los argumentos de Fidel Velázquez, bajo la supervisión escénica de Elba Ester Gordillo y Carlos Salinas de Gortari. ¿Alguien extrañaba el teatro tradicional burlesque tricolor? Pues lo tendrá de aquí en adelante.














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